Comprar una vivienda todavía podría estar al alcance para los latinos

Latinos en USA, un mercado creciente en bienes raíces

La Reserva Federal ha tratado de frenar el problema de la inflación subiendo las tasas de interés, lo que llega hasta el mercado de las hipotecas y en último término alcanza al bolsillo de quienes buscan vender o comprar una vivienda, entre ellos los latinos.

La temporada de subastas, en la que 10 y hasta 15 interesados ponían sus ofertas, ya pasó. “Lo que estábamos viviendo no era normal y eso tenía que arreglarse”, dice Tony Rivas, fundador de United Homes of America. Según él, siempre habrá consumidores de bienes raíces, lo que “sí se acabó es el tiempo de vacas gordas para los vendedores de casas y poco a poco se viene el de los compradores”.

Uno de ellos es John Soto. Su familia necesitaba una vivienda con tres dormitorios. Si bien la tasa hipotecaria ha subido, la ganancia de la venta de su antigua casa compensa la nueva deuda. Ahora mismo está renovando su nuevo hogar en Sterling (Virginia).

“Pude haber dado el salto antes, pero tuve miedo. Hasta hace dos meses no tenía intención de venderla. Me decidí en menos de 15 días, quizá lo he hecho un poco tarde, de todas maneras, veo esto como una oportunidad y no me arrepiento”, comenta Soto.

Soto sabe que en su área tiene muchas posibilidades de mejorar la ganancia por el aumento del valor de su casa (plusvalía), porque está en el área de influencia de las segundas sedes de Amazon y Boeing y cerca del aeropuerto internacional Dulles. “Al final resulta que en 2017 compré una casa de $350 mil, la acabo de vender en 555 mil, eso compensa el alza de los intereses de esta nueva hipoteca”.

Las tasas hipotecarias bajaron esta semana en medio de la preocupación de los estadounidenses por la recesión. Según los datos publicados el jueves 28 de julio por el inversor hipotecario federal Freddie Mac, la tasa a 30 años cayó al 5,3% y se ubicó 0,8 puntos porcentuales con respecto a la semana anterior, cuando promedió el 5,54%. Por su parte, los préstamos de vivienda a 15 años cayeron al 4,58% con un descenso de 0,8 puntos en la media, con respecto a la semana pasada.

Aunque la Reserva Federal subió la tasa de interés el miércoles, en 0,75 puntos porcentuales, y con ello se esperaba el aumento de las hipotecas, el temor de que la economía entre en recesión causó el impacto inverso. Sin embargo el alivio podría ser pasajero, porque los economistas esperan que las tasas hipotecarias continúen su tendencia al alza, pero no tan rápido como lo hicieron en el primer semestre.

La vivienda disparó la inflación

Unos 657 mil hispanos recibieron las llaves de su casa propia entre 2019 y 2021. Ahora mismo, 8.8 millones de latinos poseen una vivienda, según las cifras del censo. Esto los convierte en una fuerza creciente de inversión en el mercado inmobiliario, pese a que una de cada cinco aplicaciones para una hipoteca les fue negada a esta minoría en 2020.

La incógnita a dilucidar es si la intención de compra de viviendas seguirá al alza mientras la economía avanza sobre las arenas movedizas de la inflación, los altos precios del combustible y ante una posible nueva recesión.

En parte, esta desbocada inflación responde al aumento de hasta 30% de los costos de la vivienda en el último año. “La Reserva Federal, con el incremento de las tasas de interés, quiere frenar esa subida. Eso significa que se inyectará menos capital al motor de la economía y las hipotecas subirán, lo cual para el comprador es bueno a largo plazo y a la vez malo porque pagará más por el préstamo”, asegura Joseph Leitmann- Santa Cruz, director ejecutivo de Capital Area Asset Builders (CAAB).

De hecho, según Rivas, en Virginia los nuevos compradores ya están pagando entre $200 y $600 mensuales más por la hipoteca. Sin embargo, por ahora, él recomienda no abandonar el objetivo de hacerse con una casa propia, porque las tasas todavía son manejables. “Al bajar la demanda, el comprador tiene más posibilidades de negociar. Eso ya está pasando, se está pidiendo que el vendedor pague los costos de cierre, esa no era la norma hasta antes de marzo”.

Aquí “se seguirá construyendo”

Ante la eventualidad de una recesión, el consejo es: guarde su dinero, ahorre más si puede y espere que baje el precio y en ese momento entre a comprar. Con 22 años de experiencia, Hilda Abbott, CEO de RudHil, no ve en el horizonte una recesión inmobiliaria en esta parte del país.

“Donde ya veo un impacto -señala Abbott- es en la reducción de costos de los materiales de construcción y eso sí tiene un efecto directo positivo en nuestra comunidad hispana, porque tenemos muchas pequeñas empresas y una mano de obra importante en esta industria. Puede ser que baje el ritmo, pero en nuestra región se seguirá construyendo, sea porque gasta el gobierno o las grandes empresas que están asentándose aquí”.

Buena parte del optimismo de Abbott se sostiene en el crecimiento del 2% del valor de los productos y servicios (Producto Interno Bruto), lo cual es bueno después de la pandemia. Otra razón es que DC da muchas ventajas. “En ningún otro lado se regala tanto dinero para comprar una casa. La alcaldía antes destinaba $80 mil y ahora $132 mil para que una familia tenga un techo propio. Sigo ocupada como siempre, aunque es cierto que empiezo a ver menos compradores de todas las etnias”.

¿Vuelve el tiempo del alquiler?

Juan Rodriguez está preparándose para lo que él cree va a pasar en Atlanta. “Vienen tiempos buenos para el alquiler y quiero comprar una vivienda para rentarla. Una de las consecuencias económicas de la pandemia es la inflación, eso me hace pensar que volverán a arrendar más, porque los intereses y los impuestos para adquirir una casa están crecidos”.

A Rodriguez no le asusta los altos intereses porque no están tan elevados y los créditos se están dando hasta para 40 años. “Atlanta es un mercado creciente, aquí están las sede de varias empresas importantes, universidades y hospitales muy prestigiosos. Eso ofrece estabilidad al empleo; sí, muchos se han ido, pero muchos más llegan”. Su objetivo es encontrar un inmueble cerca del area metropolitana.

La Reserva Federal estima que los estadounidenses ahorraron $4.2 trillones durante la pandemia, gracias a los estímulos y la reducción del gasto. “Los empleados del gobierno y los profesionales que trabajaron desde la casa sí vieron un aumento de sus ahorros e invirtieron en una vivienda, ese no fue el caso de nuestra comunidad”, dice Walda Yon, directora de Programas de Vivienda del Latino Economic Development Center (LEDC). “A nuestra gente aún le está costando lograr un trabajo estable. Hay empleos para restaurantes y limpieza, pero se exigen papeles. Ese grupo no puede aspirar a ser dueño de casa tienen que seguir retando a precios desorbitados”.

Una clase media apretada

En un mercado inmobiliario competitivo, con un inventario escaso y que no ha invertido en los niveles de antes de 2007, “las familias latinas de moderados ingresos tienen menos posibilidades, más si los vendedores piden efectivo y quieren cerrar las transacciones rápido”, insiste Yon. Para ella lo ideal sería tener “vendedores que quieran apoyar a las comunidades manteniendo la diversidad en los vecindarios y que acepten las ofertas de los interesados en comprar por primera vez”.

Margarita Castillo, una profesional con estudios universitarios, estaría contenta si quienes controlan el mercado de las casas obraran con las leyes de la renta controlada en la mano. De ser así ahora mismo no estaría pensando en que no tiene otra salida que comprar una vivienda. Muy a su pesar se ha puesto hacer consultas con una corredora.

“Si llego a endeudarme no será voluntariamente. Vivo en un edificio de renta controlada en Midtown -cerca del área de Georgia Tech-, lo quieren vender para transformarlo en un condominio. Esta es una realidad desagradable que pasa en muchas partes de la ciudad. Los inquilinos de clase media no tenemos ninguna protección”.

Su frustración es que la equidad solo es discurso. “Pagamos el 50% de lo que está en el mercado, pero alguien que viene por primera vez destina por un departamento con un dormitorio entre $3 y $4 mil, ni soñar uno de dos alcobas”.

A Castillo y su esposo les habría encantado embarcarse en el proyecto de comprar una vivienda por gusto, a cambio ven venir son tiempos de incertidumbre y la búsqueda contra reloj de alternativas para tratar de quedarse en el lugar que desde hace 9 años llaman hogar.

Una minoria consumidora en alza

“Hay que estar atentos a la Reserva Federal. Por un lado, bajarán los cotos de los productos y por otro, las hipotecas se elevarán y el salario no aumenta. Parece que entraremos a un ciclo vicioso”, señala Lietmann- Santa Cruz.

La organización que él dirige promueve el ahorro para comprar vivienda y aunque no hay una receta mágica, lo importante, asegura, es trazar una trayectoria y entender qué tiempo llevará recorrer ese camino. “Si queremos tener una casa en menos de un año, tal vez no será posible. No solo se trata de reducir gastos sino de generar otros ingresos”.

El Urban Institute proyecta que, de aquí a 20 años, el 70% de los nuevos dueños de casa serán latinos. Miranda concuerda con este pronóstico: “nuestra población es más joven y el área metropolitana concentra la población hispana más educada del país, ellos serán los nuevos dueños de casa”. Visto así, sostiene que mientras los costos de la renta sigan al alza y se mantengan los niveles de empleo, la compra de vivienda continuará y “de haber recesión ésta será una zona segura”.

Para Rivas “este mercado es un animal diferente al de 2008. Los intereses van a desacelerar la demanda, pero no la detendrán”. Tener vivienda propia es la esencia del sueño americano, por eso el pedido es: no pierda de vista las tasas de interés ni claudique en su deseo de un día proclamar “mi casa mi mundo es”.

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